Wednesday, April 30, 2014

Te vi

Llegué sola al bar. Ni un alma me acompañaba, sólo una borrachera inclemente y mucha, mucha sed.

Pedí un whisky, al bartender se le pasó la mano, qué importa, igual ya estoy muy mareada. Mis ojos buscaban entre la multitud caras conocidas. Reconocí a algunas, saludé a otras. Otras me reconocieron pero yo no a ellas. Segundo whisky, escuchando a este tipo del cual iba literalmente adivinando lo que decía pues la música y mi borrachera impedían que entendiera más de la mitad. Hubo veces que sólo asentí y con suerte coincidía como una perfecta reacción a lo que iba diciendo.

Pero todo se canceló de pronto cuando te vi.

Brincabas, cantabas, abrazabas a todos a tu alrededor. Sonreías. Tus ojos se rasgaban más. Bebías cerveza, ibas de un lado a otro. Y yo no podía dejar de mirarte.

Fue entonces cuando me enganché. Sabía que no podía dejar ese lugar sin tener un nombre, un correo, un teléfono. Algo. Algo de ti. Y entonces la idea me invadió por completo, no podía dejar de pensarlo. Te quedaste solo por un momento, estuve a punto de acercarme, pero entonces una chica rubia se acercó a ti.

Bailaron. Juntos, separados. Volvías a ella. Y entonces yo, sin pensarlo, me rompía en mil pedacitos. Mi absurdo plan, mi único plan y objetivo en la vida en esos momentos se veía truncado. ¿Me iba a ir… así? Odiándome por siempre por no haber hecho el ridículo pero siquiera haberlo intentado?

Entonces me aproximé a donde estaba tu grupo. Daño colateral, pensé. Me acerqué y uno de los chicos con los que ibas encontró su mirada con la mía. Fue inmediato, comenzamos a platicar casi a gritos. Eran casi las 4 de la mañana y sólo necesitaba ese recuerdo tuyo para irme en paz. No había tiempo que perder, así que fui directamente al punto. "Tu amigo, ¿viene acompañado? ¿Ella es su novia?" Negó con la cabeza, sonriendo. "Es más, ¡espera!" Y rápidamente te jaló hacia mi.

Ahora sí… ¿qué tanto planeabas? ¿Cuál era tu estrategia? Ya lo tienes al lado y no puedes más que sentir que una pequeña carga de electricidad corre por tu cuerpo. La plática, atropellada, quizá forzada. Me abrazaste una vez. Como a tus amigos. Después otra vez, y otra vez. Me hubiera gustado sumarlas y entonces tener un abrazo largo.

Ya me tengo que ir. Dame ese recuerdo por favor. Aunque no te vuelva a ver.
Aunque no te guste ni te fijes en mi entre la multitud.
Déjame perpetuar tu imagen cuando quiera volver a esa noche. Aunque sea un ratito, de lejos.