"Ya pasó un rato", me dijo su amigo. Sí, en efecto ya pasó un tiempo, en el cual siento que pasaron años, la balanza poco a poco se ha ido inclinando hacia mí, todo se va acomodando levemente y he tomado decisiones radicales, de lo que siempre hablo: El personaje principal busca un vuelco en su destino, algo grande, una huida que le haga justicia a todo lo sufrido por el maldito sedentarismo.
Conocí a alguien, bueno, en realidad primero a una persona que a pesar de haber estado sólo de paso por mi vida, su simpleza y juventud me inyectaron las ganas de salir del hueco, porque la vida estaba pasando sin mi. Pero lo interesante vino hace menos de un mes, una persona que ha calentado mi corazón entre sus manos, que me ha buscado hasta encontrarme, me ha dicho linda, bonita, vida...
No sé cómo pasó, pero de pronto me veo queriéndolo incluir en mis planes, en mi futuro, de presentarlo en casa, de querer caminar por la vida de su mano. Por veces me asusta, llena mis expectativas en casi todos los sentidos, y cuando tengo algún incoveniente, sale con una tirada que me da la vuelta y simplemente me dejo sorprender. Porque eso era lo que necesitaba, alguien que por fin demostrara ser igual o mejor que Eduardo (y no lo digo en el sentido estricto de la realidad, recuerde querido lector que está usted en Mi País de las Maravillas, y aquí se escribe Mi Realidad, no por decir con certeza si él es mejor que el otro, en fin...), necesitaba alguien que me sentara en mi lugar y me demostrase que cuando alguien quiere, busca, cuando alguien quiere, no es de dientes para afuera, y que si se tiene interés, no hay límites para compartir.
Sólo hasta éste momento, me doy cuenta de la frialdad de la relación que viví con él, de lo poco que me atendía, que lo que yo sentía poco le importaba, a pesar de que todo el tiempo lo disculpé por su forma de ser, que en tanto me iba haciendo pedacitos lo iba clavando cada vez más dentro de mi.
Por supuesto que estoy adelantándome a los hechos, si no, no sería yo quien escribiese éstas líneas, y podría tratarse de cualquier otra persona precavida, lastimada y con pocas ganas de creer. Sin embargo, no todo está dicho, es más, nada está dicho, ni escrito, y la primera prueba de que comienzo a sentir la recibí hace un par de horas como un zarpazo al corazón. Literalmente me sentí de pronto muy insegura y desdichada al leer la misma historia contada por mi nuevo sueño pero en paralelo. Él también tiene su historia con sus puntos suspensivos, habiéndose quedado a la mitad de una resolución, esperando una explicación del por qué abandonar un sueño de dos personas que se quieren.
El problema (y no estoy tan segura de llamarlo tal cual), es que entonces, me estoy encontrando con lo mismo que me aqueja, y que ni yo misma he sabido manejar. Me repito a mi misma que ya terminó, que él está renovado, viajando, contento y viviendo su vida perfectamente sin mi compañía, y que no me necesita en lo absoluto, pues de otra manera ya hubiera venido a buscarme. Pero es éste maldito inconsciente, que me conoce, que sabe que por dentro sigo llorando y evocando nuestros momentos (que aunque cada vez son menos vívidos), los llevo en el torrente sanguíneo. Sigo viendo sus fotos, sigo al pendiente de él, me estremezco cuando me dicen algo que tenga que ver con él, e incluso soñé que me pedía una oportunidad. Es inexplicable la tranquilidad que sentí, como la sentí aquella noche de Noviembre cuando por fin me vi en el cuento que siempre soñé, contado a viva voz por él. En el sueño, me di cuenta que soñaba y decidí no despertar, decidí aguantarme por más estímulos externos que me decían que eso NO era real, que nunca lo ha sido, ni lo será.
Y es entonces cuando me doy cuenta que comencé escribiendo para aliviarme por haber encontrado a alguien en mi camino que me está curando el corazón, pero invariablemente tengo que agregar un párrafo enorme con mi sentir hacia Eduardo. Ya no sé si quiero seguir con todo ésto, tengo miedo, porque así como el subconsciente me está traiciona a veces y me hace desear con todas mis fuerzas que vuelva, pienso en que quizá en éste momento también el nuevo chico esté dando vueltas en su cama recordando e implorando siquiera por una despedida digna de tanto amor.
¿Seré tan egoísta? A varias personas que han intentado establecer un vínculo conmigo les he platicado de la situación que vivo, incluso desde antes de que comiencen a hacer insinuaciones para que se detengan, pero creo que no había vivido la experiencia de querer estar con alguien que tiene el mismo bloqueo que yo. Y duele, inexplicablemente duele. Porque es difícil cargar con una historia así, ahora me imagino que será peor al tener dos historias por igual.
Finalmente, yo sigo con mi estandarte, de que la gente llega por algo y para algo, y ésta vez no me quedaré sentada a ver cómo se desmoronan mis sueños. Si realmente ésta oportunidad es para mi, de todos modos deseo ganármela, para no dejarlo todo a la comodidad del azar.
En cuanto a lo demás, no pienso negar en ningún momento lo que sentí, siento y sentiré, hasta que se muera, y eso es un juramento personal, sin embargo no puedo seguir estática, y si él no me requiere, no pienso tratar de encajar, a la fuerza, como siempre lo hice...