No había querido escribir porque tenía muchas cosas que hacer. Las felicidades, las expresiones, las risas, los ratos con amigos, las frustraciones, todo en stand-by.
Cuando te quedas mucho tiempo atento a una cosa, tiendes a desatender lo demás. ¿Está mal eso?
A veces (muchas...) utilizo este recurso para evitar algún malestar próximo. Es como encerrarse en una burbuja, sólo que dentro de ésta no todo es bueno, ni todo es malo, sino todo lo contrario, simplemente, no pasa nada.
Ya pasó un año desde aquella noche del 14 de junio. Puedo revivir fácilmente lo que sentí, con quién estuve, el olor del perfume que traía, el color de la ropa, todos y cada uno de los sonidos que escuché, el tono del llanto, la opresión en el pecho, el mareo constante y las ganas de no creer en nada.
Hoy no creo poder decir que ya me acostumbré a tu ausencia.
Sin embargo me cuesta trabajo imaginar qué estarías haciendo en este momento... aquí.