Lo conocí por skype. Por más estúpido e irreverente que suene, así fue, estuve buscando gente random con quién tontear en la madrugada mientras bebía con un amigo y lo encontré. Realmente estábamos buscando burlar a alguien, emocionarlo con la camarita, incluso pensamos en hacer que se desnudara y después desencantarlo. Pero buscando entre la lista su nombre me llamó la atención, por encima de los "Juanes" "Albertos" "Carlos", etc. Era ese "Pablo" que me llamó a saludarlo. Le mandé request, y me aceptó inmediatamente.
Yo no puse la cámara porque siempre me ha dado pena que me vean online, encima no quería que se enterara que estaba tonteando con mi amigo, pero él se mostró, sonriente, sin playera. Si, muy atractivo, y fue cuando aparté la computadora sólo para mi... Mi amigo se fue. Nos quedamos platicando, conectamos rápidamente, pues tenía una manera de platicar muy amena... Todavía un par de días después seguimos platicando pero él quería llevar esa convivencia al siguiente nivel. Así que quedamos de vernos un jueves o martes, no recuerdo bien, en una plaza.
Ese día me fue a dejar una amiga con las advertencias de siempre: "Si notas algo raro, corre y llámame enseguida." Pero yo tenía un buen presentimiento. Nos encontramos, nervios, todo fue confuso. Me preguntó si quería ir al cine, pero terminamos yendo a su casa. Me da risa porque creo que esa resolución la tomamos a los 5 minutos de haber cruzado palabras.
Su lugar era extraño, estaba muy cerca de donde nos encontramos en la parte de arriba de una casa vieja, ahora no recuerdo ni la zona pero tenía una linda vista. El sol caía sin reservas, todavía era de tarde y empezamos a platicar con viveza. Sus anécdotas me atraparon, y es cierto que mi memoria no sostiene casi nada en específico, pero yo estaba embelesada con él, creyéndomela. Después fumamos con celulosa, una experiencia nueva para mi. Nos sentamos turnándonos el porro mientras mirábamos el atardecer. Un lindo cuadro, ¿no?
Nos tiramos en la cama a ver el techo. Había unas grietas extrañas y la humedad había hecho que una buena parte se desprendiera, formando figuras. Pablo las miraba y me dijo que era un mapa. Me describió los continentes, algunos países... volteé a verlo, su sonrisa me dio ternura. Éramos dos niños pachecos encontrando la belleza de la distribución geográfica. Habló de los países y no estoy segura, pero creo que mencionó la canción de los países de Animaniacs.
Después puso la película, "Soy Cuba". Las imágenes en blanco y negro comenzaron, montaje extraño, la música presente, movimientos bruscos y saturación de todo. Inmediatamente recordé a Fellini, que traía muy presente por esas épocas, y pensé en ponerme a hacer comentarios atinados sobre el lenguaje cinematográfico, pero nada importó cuando sus labios comenzaron a arrinconarme. Todo eso fue muy extraño, nos besamos, la película seguía moviéndose y nosotros también. Para éste punto la noche ya había llegado. Nos besamos y a pesar de que yo no creía nada de lo que estábamos haciendo, es decir, de llegar al punto en el que nos encontrábamos, nada importó. Mi celular sonaba, mis amigos me esperaban para una fiesta a la que irían todos. Pero qué carajos, estaba con el hombre más extraño bajo la situación más extraña mientras nos iluminaba el flicker de una película aún más extraña. Mientras lo hacíamos las perlas de sudor mojaban mi alma. "Nunca había sudado así..." dijo apenado. Mi celular siguió sonando, lo apagué y me pidió que me quedara con él. Todo iba como las leyes naturales nos iban dictando.
Desperté y encontrarme con un frío extraño me dio una sensación de inseguridad, todavía estaba sin creer lo que había sucedido. Pablo abrió los ojos y me regaló su sonrisa. Me acompañó al metro, me prometió que me llamaría. Vi su sonrisa por última vez perderse entre la multitud.
A éstas alturas el lector podría pensar en una linda historia que nace, pero nada de eso, fuimos dos completos desconocidos que jugamos un juego donde ambos conocíamos el desenlace. Los dos ganamos, o quizá no...
Por supuesto que después me enteré que tenía una novia rubia en Budapest que lo esperaba unos días después para pasar el verano juntos.