Saturday, October 18, 2014

Estrella Fugaz

Te conocí por medio de la música. Siempre nos hemos rodeado de ella, hasta hemos compartido las mismas luces, las mismas miradas, el mismo escenario. Seguramente nuestros caminos se cruzaron muchas veces antes, pero nunca llegamos a coincidir hasta ese pequeño e íntimo concierto donde por azares del destino te me acercaste al final y te pregunté si iba a haber fiesta.

Me agradaste mucho, pocas veces un hombre me pone tanta atención como tú lo hiciste, y la plática fluyó como río. Te ganaste mi confianza en poco tiempo, de pronto ya me veía contándote mis más obscuros secretos, mis frustraciones, mis sueños también.

No era un secreto entre ambos que tú tenías intereses amorosos por mí, sin embargo era una verdad que disfrazábamos de insinuaciones, juegos de palabras, y me permití hablar de más algunas veces. He de aceptar que por un momento pensé en un nosotros. En un giro radical. Mandar todo a la chingada y salir corriendo contigo.

Compartimos un momento inolvidable donde la música resonaba en cada centímetro de nuestras almas, la letra llegaba junto con el éxtasis de todos alrededor, todos coreábamos un himno. Éramos todo. Me tomaste de la mano y no me soltaste. Todo era perfecto, como si el acertijo se hubiera resuelto de repente.

No sé cómo, no sé cuando, o no… quizá si lo sé… "Después de la orgía", recordando mis clases de posmodernidad. Vivimos el momento tan intensamente que nos tiramos al vacío. Y nos rompimos todos los huesos. Sigo sin entender qué fue pero el roce de tu mano ya no tuvo el mismo efecto. Y entonces te vi, esperando las respuestas, mirándome con un signo de interrogación en la cara. Retador, directo, frío. Toda la calidez de las palabras, del entendimiento, se convirtió en un recelo que no termino de entender. Abre la ventana, necesito respirar...

Es difícil entender por qué actúo como lo hago, por qué sigo donde estoy. Hay días que no me soporto, me odio de más. Me juzgo, me humillo. Las voces en mi cabeza no me dejan en paz. Pero suficiente tengo conmigo y con ellas. No te necesito, no necesito tu aprobación ni darte gusto con mis acciones.

Lo siento, pero así no. Conmigo no.

Wednesday, April 30, 2014

Te vi

Llegué sola al bar. Ni un alma me acompañaba, sólo una borrachera inclemente y mucha, mucha sed.

Pedí un whisky, al bartender se le pasó la mano, qué importa, igual ya estoy muy mareada. Mis ojos buscaban entre la multitud caras conocidas. Reconocí a algunas, saludé a otras. Otras me reconocieron pero yo no a ellas. Segundo whisky, escuchando a este tipo del cual iba literalmente adivinando lo que decía pues la música y mi borrachera impedían que entendiera más de la mitad. Hubo veces que sólo asentí y con suerte coincidía como una perfecta reacción a lo que iba diciendo.

Pero todo se canceló de pronto cuando te vi.

Brincabas, cantabas, abrazabas a todos a tu alrededor. Sonreías. Tus ojos se rasgaban más. Bebías cerveza, ibas de un lado a otro. Y yo no podía dejar de mirarte.

Fue entonces cuando me enganché. Sabía que no podía dejar ese lugar sin tener un nombre, un correo, un teléfono. Algo. Algo de ti. Y entonces la idea me invadió por completo, no podía dejar de pensarlo. Te quedaste solo por un momento, estuve a punto de acercarme, pero entonces una chica rubia se acercó a ti.

Bailaron. Juntos, separados. Volvías a ella. Y entonces yo, sin pensarlo, me rompía en mil pedacitos. Mi absurdo plan, mi único plan y objetivo en la vida en esos momentos se veía truncado. ¿Me iba a ir… así? Odiándome por siempre por no haber hecho el ridículo pero siquiera haberlo intentado?

Entonces me aproximé a donde estaba tu grupo. Daño colateral, pensé. Me acerqué y uno de los chicos con los que ibas encontró su mirada con la mía. Fue inmediato, comenzamos a platicar casi a gritos. Eran casi las 4 de la mañana y sólo necesitaba ese recuerdo tuyo para irme en paz. No había tiempo que perder, así que fui directamente al punto. "Tu amigo, ¿viene acompañado? ¿Ella es su novia?" Negó con la cabeza, sonriendo. "Es más, ¡espera!" Y rápidamente te jaló hacia mi.

Ahora sí… ¿qué tanto planeabas? ¿Cuál era tu estrategia? Ya lo tienes al lado y no puedes más que sentir que una pequeña carga de electricidad corre por tu cuerpo. La plática, atropellada, quizá forzada. Me abrazaste una vez. Como a tus amigos. Después otra vez, y otra vez. Me hubiera gustado sumarlas y entonces tener un abrazo largo.

Ya me tengo que ir. Dame ese recuerdo por favor. Aunque no te vuelva a ver.
Aunque no te guste ni te fijes en mi entre la multitud.
Déjame perpetuar tu imagen cuando quiera volver a esa noche. Aunque sea un ratito, de lejos.