Estuve todo el día ahí, pensando en que te vería en cualquier momento. Pendiente de las caras familiares, buscándote entre la gente. Mi única compañía era ese suéter morado de los 80's que encontré entre la ropa de mi mamá. Creí todo perdido, pedí el elevador. Por unos segundos fantaseé qué pasaría si al abrirse el elevador me encontrara contigo. ¿Qué te podía decir?, un saludo casual, evidentemente, pero lo que pudiese pasar en ese espacio contigo y conmigo dentro durante unos pisos...
Listo, el elevador llega. Se abre la puerta, por un momento "te vi", pero no: una silueta no familiar, quizá un intendente, qué se yo. Me empecé a reír de mis tonterías, en cómo estaba tan predispuesta a que esa persona fueses tú. El elevador se detiene una vez más y no paro de reír para mis adentros. De pronto, como en un delirio, entras tú, el verdadero tú. Tanta preparación para que en serio aparezcas en un momento desprevenido. Así no se vale. Es como en las películas de suspenso, crees que te van a asustar, no te asustan y dos segundos después...
¿De qué podemos hablar? Ahora sí que estoy nerviosa. Desafortunadamente llegamos a nuestro destino, tenemos que irnos ya. ¿Unas chelas pronto no?, pregunto. Cuando quise decir: "Te quiero volver a ver..." Tu sonrisa y te vas.
Y la contraparte fue la mejor. Me dijiste que me habías visto desde antes con mi suéter morado.
Insisto, fue el suéter.
2 comments:
Mmmmmm yo creo que fue la combinación suéter/portadora... y chapitas rosadas jijijiji!!!!
luv ya friend!!!
La mágia es creer que le puedes dar vida a un sueter. Qué bonito, mucha considencia :)
saludo!
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